consejos protección de los gatos contra los parásitos

Protege a tu gato frente a los parásitos más frecuentes

La presencia de parásitos puede suponer una fuente de riesgos para la salud de los gatos. Una detección a tiempo puede ayudar a evitar consecuencias graves que, incluso, pueden manifestarse en seres humanos y poner en jaque la salud de los más vulnerables (especialmente si se trata de niños). Por este motivo, la desparasitación gatos adquiere una especial relevancia. No sólo porque contribuye a mejorar la calidad de vida de nuestros felinos, sino porque también puede convertirse en una fuente de salud y protección para las personas que conviven con ellos.

Para garantizar una correcta rutina preventiva en la desparasitación de gatos es importante tener una aproximación a los principales riesgos que existen en el entorno. A continuación repasamos los parásitos más comunes: 

Parásitos externos

Se alojan en la superficie del cuerpo por lo que son relativamente fáciles de detectar. Las pulgas son el parásito más común en gatos aunque existen más.

Pulgas

Se trata de pequeños insectos catalogados como hematófagos, es decir, se alimentan de la sangre de otros seres vivos. Su alta capacidad para reproducirse y propagarse se suma al riesgo de que se conviertan en transmisoras de enfermedades. Al contar con un tamaño reducido suelen pasar desapercibidas durante las primeras fases de su hospedamiento. A menudo el problema se identifica cuando se han reproducido. se han propagado a otros seres humanos con los peligros que ello conlleva o, incluso, se han generado problemas de infestación en el hogar.

Cuando un gato sufre de dermatitis alérgica a la picadora o DAPP suele manifestar síntomas visibles en forma de zonas enrojecidas, alopecia o heridas.

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Garrapatas

Se trata de un parásito que pertenece a la familia de los ácaros y que presenta una forma oval. Es hematófago y, a diferencia de lo que ocurre con las pulgas, se caracteriza por ser estático y permanecer adherido a la piel del animal. Aunque son especialmente frecuentes en perros, también pueden hospedarse en gatos y, del mismo modo, pueden convertirse en transmisores de enfermedades infecciosas de gravedad variable que incluyen el tifus o la enfermedad de Lyme.

Por su mayor tamaño (que se ensancha considerablemente a medida que se alimenta) y su tendencia a permanecer en un mismo lugar durante largos periodos de tiempo es más fácil de detectar. En el momento de su detección pueden extirparse fácilmente algo que, es conveniente (tomando precauciones) porque de lo contrario pueden convertirse en un foco de enfermedades que pongan en peligro la salud de nuestro gato o incluso de los seres humanos que conviven con él.

Otros parásitos externos

Los gatos también pueden ser atacados por piojos, especialmente si se encuentran en una especial situación de vulnerabilidad por sufrir problemas de salud o ser demasiado jóvenes. Además, existen algunos tipos de ácaros que pueden poner en riesgo su salud y generar problemas a largo plazo que pueden ir desde la sarna, los hongos la aparición de gusanos barrenadores o afecciones de oído como la otitis.

Parásitos internos

Su peligro reside en su capacidad para pasar desapercibidos. Al instalarse en el interior del cuerpo de nuestro gato, no suelen mostrar indicios evidentes de su presencia más allá de los síntomas que pueda manifestar el animal. Los parásitos internos suelen clasificarse en tres grupos: Aquellos que afectan al sistema gastrointestinal, aquellos que afectan al corazón y aquellos que afectan a los pulmones.

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Los más comunes son los parásitos intestinales y, en contra de lo que se tiende a creer, son contagiosos y pueden afectar a los seres humanos. : 

  • Gusanos redondos o áscaris: Suelen ser especialmente peligrosos si el gato infectado convive con niños pequeños. La especie Toxocara cati suele poner sus huevos en tierra que pueden ser accidentalmente ingeridos. Si no se produce una infestación masiva, no suelen manifestarse síntomas físicos. No obstante, si reviste mayor gravedad puede generar inflamación abdominal, vómitos o, incluso, su propagación a los pulmones ocasionando problemas respiratorios.
  • Gusanos planos o cestodos: Uno de los más conocidos es la tenia, aunque existen más y pueden afectar también a los seres humanos. Este tipo de gusano puede ser transmitido por pulgas si el gato las ingiere. Su principal problema es uque no generan ningún tipo de síntoma más allá de una especial tendencia al lamido de la zona anal debido a la irritación que genera la deposición de heces con huevos.
  • Anquilostomas: Son fácilmente propagables porque sus larvas tienen la capacidad de penetrar en los organismos en los que se hospedan a partir de la piel. Estos parásitos tienden a instalarse en la pared intestinal y pueden generar hemorragias internas, diarrea y anemia. Uno de los indicios de su presencia es una rápida pérdida de peso que no responde a causas aparentes.

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